Acabamos de finalizar las obras de la primera fase del edificio Ramón y Cajal que incluyen la ejecución de la esquina del edificio que integra una gasolinera URBANA, CONTEMPORÁNEA Y SOCIAL.
La próxima semana se abre al público. La apuesta ha sido no crear una gasolinera más como las que conocemos en las carreteras. Se asume la responsabilidad de construir la ciudad con un edificio que trata de ofrecer una respuesta a los importantes condicionantes urbanos de su ubicación.
¿Es posible diseñar una gasolinera bien integrada en un contexto urbano? ¿Es posible hacerlo desde la arquitectura pero sin basar el diseño en añadidos ajenos al carácter y a la lógica funcional de una estación de servicio?¿Es posible que una estación de servicio sea sostenible y social? Estas son las preguntas que en Arquitectos Hombre de Piedra hemos tenido que responder al realizar el diseño arquitectónico de la gasolinera en la Avenida Ramón y Cajal de Sevilla.
Además de una medida sensata debido al lugar donde se ubica (en un núcleo céntrico de la ciudad), la necesidad de integración en el contexto urbano era una exigencia explícita del Ayuntamiento de Sevilla que buscaba dar cabida a este necesario servicio sin deteriorar el paisaje urbano.
Desde el inicio estábamos convencidos de que esto era posible siempre que asumiéramos que la edificación resultante no sería convencional. Por otro lado, la estación de servicio se adaptaría bien al paisaje urbano sin perder su identidad si se entiende que este paisaje también se vería modificado por ella. Y esa modificación podía ser positiva para el entorno pues ayudaría a resolver ciertos problemas de la zona. Se trataba, en definitiva, de buscar ese punto medio de diálogo entre las necesidades de la estación y de un contexto urbano necesitado de revisión.
Esta necesidad de revisión no era gratuita. Había un problema urbano real que resolver. Un solar degradado que hacía de límite entre uno de los centros terciarios más importantes de Sevilla (Ramón y Cajal - Avenida San Francisco Javier) y un barrio envejecido (el Plantinar). Un edificio que resolviera ese punto podría contribuir a coser la herida urbana añadiendo servicios de calidad al centro terciario. Pero además, si el edificio no fuera una barrera entre áreas tan distintas sino un punto de encuentro o una puerta entre ambas, si apostara por el lenguaje contemporáneo y la sostenibilidad como símbolo de confianza en el futuro, podríamos quizá ayudar a cambiar la imagen que interna y externamente se tenía del barrio y contribuir por tanto también a su revitalización. Como vecinos de la zona, esto nos hacía especial ilusión.
Una decisión clave fue diseñar de forma unitaria la gasolinera y el edificio de oficinas anexo sin marcar en los volúmenes y fachadas la línea que separaba ambos usos. Para conseguir esta perfecta fusión entre el edificio de oficinas y la gasolinera, se diseña una envolvente metálica continua, sin aristas que diferencien planos y con líneas de junta vertical que dibujan unos volúmenes redondeados que abarcan ambos usos. Toda la construcción se realiza industrializada para su montaje en seco en la obra, sin paredes de ladrillo ni tendidos de yesos. La precisión del proceso reduce plazos, costos y es mucho más sostenible en todos los sentidos. El aspecto tecnológico final es coherente con el proceso que permite una precisión de fachada de 4mm. La marquesina de la gasolinera se construye con un volumen proyectado desde las oficinas. Este elemento es clave en la solución del diseño no sólo por su espectacularidad (vuela 17m). La liviana marquesina que suele caracterizar las gasolineras, es aquí un elemento arquitectónico con espesor, un volumen más del conjunto de los dos edificios. Este espesor de marquesina se aprovecha además para introducir unas estupendas oficinas de doble altura. Es cierto que la espectacularidad de este vuelo, que es muy coherente con el uso de la gasolinera, ayuda al reconocimiento del edificio y por tanto mejora su valor comercial. Pero también contribuye a resolver muchos problemas de muy distinta índole.
Para empezar esta estrategia permitió aprovechar al máximo el ajustado solar de la estación sin las servidumbres que los pilares y la cimentación que suelen acompañar a las marquesinas. Por otro lado, gracias a la altura y a la notable transparencia que consigue la inexistencia de pilares, no se reconocen bien los límites de la estación de servicio al acercarte a ella. El espacio público se apropia visualmente de la zona bajo la gasolinera que pasa a tener un carácter de espacio público, de elemento urbano más que soporte a una actividad privada. Todo esto sin dejar de tener, por los mismos motivos, un excelente comportamiento comercial.
Pero aquí, el necesario lucro privado se hace compatible con estrategias que benefician a la ciudad. La enorme masa suspendida es un reclamo que, junto a la tienda de la gasolinera abierta 24h, puede convertir la estación de servicio en un punto de encuentro del barrio con la ciudad y de la ciudad con el barrio. La gran transparencia bajo el vuelo de la marquesina contribuye a mejorar y dignificar su condición de puerta natural de entrada y salida hacia el barrio de El Plantinar. Tener una gasolinera así, proyectada con las más estrictas medidas actuales de seguridad y con un diseño innovador y atractivo, no es un hándicap para el entorno sino una ventaja que sin duda contribuirá al mejor desarrollo de la zona.
La gasolinera se integra en un edificio sostenible. Medidas pasivas (estudio de soleamiento, aislamiento y ventilación), junto con activas (instalación de paneles solares térmicos) consiguen que este edificio haya obtenido la calificación “A”, la máxima en eficiencia energética. Sin duda estamos en un momento de transición hacia energías limpias y el edificio muestra esta realidad. El respeto hacia el medio ambiente es un signo de identidad de nuestro estudio dónde llevamos más de una década haciendo edificios energéticamente eficientes y sostenibles. Algunos creen que es una incongruencia diseñar estaciones de servicio y hablar de sostenibilidad. Piensan que todas las gasolineras deben desaparecer para conseguir ciudades más sostenibles. Pero mientras existan coches como los actuales, necesitarán combustible. Si eliminamos todas las gasolineras de las grandes ciudades, tendremos que ir con nuestros vehículos más lejos a repostar, se recorrerán más kilómetros y se emitirán más CO2 que si tuvieran las necesarias estaciones en las ciudades de cierta dimensión. Luego tener estaciones urbanas dentro de las grandes ciudades es más sostenible que no verlas (ojos que no ven…) pero emitir más CO2 al buscarlas.
El diseño del edificio en dos fases coherentes técnica, funcional y plásticamente, ha permitido poner en servicio la gasolinera antes de que el resto del edificio se concluya. A todos nos gustaría ver el edificio completo. Pero esta estrategia ha sido realista e inteligente pues ha permitido generar la deseada actividad resolviendo en gran medida el problema urbano con esta primera fase.
Nos gustaría pensar que con esta construcción se demuestra que las gasolineras, como cualquier edificio diseñado por arquitectos, pueden y deben integrarse bien en entornos urbanos pues todos los edificios, ya sean públicos o privados, construyen la ciudad y deben cumplir siempre una misión urbana e incluso social.